España

 Gitanos y parados de La Laguna esperan el "Sí" municipal para el mercadillo

La Asociación de Vendedores Ambulantes sigue topándose con el rechazo del consistorio

Por: Tere Cohello - Santa Cruz de Tenerife - 24/01/2011

En tiempos de crisis económica, cualquier idea que se ponga sobre la mesa y sirva para la creación de puestos de trabajo es bienvenida. Pero no siempre es así y esto es lo que opina el presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes de Canarias (Avacan), Rafael Heredia, quien, una y otra vez, cada vez que plantea la puesta en marcha de un mercadillo en La Laguna, se encuentra con el rechazo del grupo de Coalición Canaria que gobierna en mayoría en el Ayuntamiento.

Esta no es una reivindicación nueva, los vendedores ambulantes han formulado esta petición en diferentes ocasiones y siempre han obtenido la misma negativa, pero la más sonada fue la expuesta en el pleno municipal del mes de febrero del pasado año, cuando el alcalde, Fernando Clavijo, aseguró que no autorizaría el mercadillo ambulante. «No me escondo en mis concejales o en tecnicismos legales para negarme», sostuvo, además de criticar que, para la solicitud de esta actividad, no se hubiera presentado ni siquiera un proyecto concreto especificando, entre otras cosas, de cuántos puestos de trabajo se estaba hablando.

Ante las vacas flacas, cualquier segundo es convierte en oro y como la indecisión es la ladrona de la oportunidad, dicho y hecho, y así se lo plantearon las 300 familias que solicitaban el permiso para ejercer esta actividad, al poner en marcha la redacción de un proyecto en el que intervinieron, para su realización, arquitectos, abogados y asesores. Este documento estuvo finalizado pocos meses después y fue entregado al consistorio lagunero el 27 de agosto, pero, transcurridos cinco meses, los comerciantes continúan sin obtener ninguna respuesta por parte de los responsables municipales.

El proyecto

El proyecto presentado contempla la petición de licencia para celebrar un mercadillo una vez a la semana en alguno de los sitios que han solicitado los vendedores (la plaza del Cristo, el cementerio viejo o la plaza de Tejina) o cualquier lugar de paso que decida el Ayuntamiento «siempre que sea un punto de paso», matiza Heredia. «Estamos dispuestos a negociar siempre y cuando no nos quieran enviar al quinto pino», añade. En el desarrollo de esta actividad los comerciantes se encargarían de pagar todos los impuestos municipales correspondientes y darse de alta en la seguridad social, además de ocuparse de la limpieza y de la seguridad del lugar, porque «si no fuera esta la intención, no tendría sentido solicitar un permiso», según apunta Santiago León Luis, presidente de la Asociación de Apoyo al Desarrollo Social y Económico. Apostilla que «de no querer cumplir con las obligaciones establecidas, bastaría con que los vendedores ocuparan el lugar elegido saltándose las normas». Además, considera que toda esta problemática y oposición con la que se encuentran estos comerciantes se debe a una «interesada y orquestada desinformación de la gente, porque se les dice que estos vendedores no pagan las correspondientes tasas municipales, el Impuesto de Actividades Económicas o la seguridad social . Y eso no es así». Con la ley en la mano, León Luis critica que la ordenanza de La Laguna haya añadido una cláusula abusiva que establece «que no se puede situar un puesto a menos de 350 metros a ambos lados de un escaparate», porque matiza que «de tenerse que cumplir esto, entre 350 metros y otros 350 metros, no existe lugar en la ciudad salvo que sea en el campo, el monte o Los Rodeos».

Reacciones ante la ley

La ley publicada en el BOE en marzo del 2003 expone claramente que «los vendedores no sedentarios no podrán situarse en los accesos a lugares comerciales o industriales, ni a sus escaparates o expositores, ni a edificios de uso público», pero jamás marca distancia.

En prácticamente todas las grandes ciudades existen mercadillos «y esto no afecta al resto del comercio tradicional», porque «el vender en un establecimiento estacionario depende solo del número de personas que pasen por delante de su puerta; es directamente proporcional, si no pasa nadie, no van a vender nunca nada; luego entonces, traer una afluencia de 8.000 o 10.000 personas en una mañana puntual es darle vida a un mercado», sostiene Rafael Heredia, quien no esconde la decepción que siente por la decisión que tomó hace un año el primer edil municipal y el silencio que mantiene ahora.

«Esto me huele a una cosa xenófoba», explica pensando que del colectivo de vendedores muchos son gitanos, «pero gitanos de Canarias», aunque la gran mayoría de las personas del mercadillo, que forman parte de Avacan, en un 70 por ciento son personas que se han quedado en el paro y no han encontrado otra salida a su situación económica que esta. «Encima, a partir del próximo mes, cuando quiten la paga de los 426 euros, seremos muchos más. Es la única posibilidad que tenemos para trabajar», afirma. Para Heredia, el mercadillo no solo aplacará las necesidades económicas de muchas familias, sino también será un nido de cultura, porque prevén que artistas de cualquier índole —caricaturistas, títeres, mimos, malabaristas y músicos, entre otros— puedan exponer al público en general sus cualidades y dones.

«Yo no quiero rastro en La Laguna, yo quiero un mercadillo, una cosa encantadora que no desentone, porque no solo queremos ganarnos la vida, sino también dar vida al lugar», subraya el presidente de los vendedores ambulantes, que cree que la actitud del alcalde es «abusiva y fruto de una cabezonería, porque ya me dijo que mientras él fuera alcalde en La Laguna no iba a haber ningún mercadillo. Yo le contesté que mientras yo fuera Rafael Heredia él, si sigue así, no va a ser el próximo alcalde», afirma. «Que no se olvide el alcalde que según la Constitución todos tenemos derecho a un trabajo y que tenga en cuenta que lo que pedimos es suelo público, que no es del ayuntamiento, sino de todos los ciudadanos y si eso es Patrimonio de la Humanidad, yo también tengo derecho a un pedacito de esa humanidad, porque también soy humano y ciudadano». Mientras, el conflicto sigue a la espera de la respuesta de la corporación.

Fuente: ABC

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