Araceli Jiménez (centro) se reunió con el alcalde para hablar de los problemas del colectivo gitano

La presidenta de la Asociación Gitana de Santiago, Araceli Jiménez, mantuvo ayer una reunión con el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, con la intención de exponerle una serie de problemas que se «agravan» en el grupoo gitano de la ciudad. La portavoz de los gitanos explicó que el colectivo está molesto por la forma de reparto de las viviendas de promoción pública, ya que «no se tiene en cuenta al que la necesita de verdad». Jiménez rechazó el sistema de sorteo para entregar las viviendas, ya que considera que, por esta fórmula, muchas personas de su etnia quedan fueran pese a estar vivienda en malas condiciones.

La portavoz de los gitanos compostelanos aprovechó la cita con el alcalde para mostrar sus quejas por la forma de reurbanización de la avenida Castelao, que resta considerablemente el número de plazas de aparcamiento. Araceli Jiménez aseguró que el alcalde se comprometió a reservar zonas de aparcamiento para los vecinos «si hay dieciséis pisos, dijo que habrá dieciséis plazas reservadas». La presidenta reconoció que la reunión transcurrió en un buen ambiente, pero «ahora veremos qué se hace», dijo.

Un local de actividades

Otra de las peticiones del colectivo es contar con un local para realizar actividades. Una de las propuestas es poner en marcha un taller de baile, «para que los niños de nuestra raza no pierdan su baile» y, con este fin, desean que el Concello ceda «prestado» un local tres días a la semana para esta actividad. Jiménez dijo que también tienen previsto organizar charlas para los jóvenes. La portavoz dijo que podía ser en el centro de Vite, donde hay un número importante de vecinos que podrían participar en las actividades.

Por otro lado, en la reunión volvieron a salir los problemas de organización que se vienen denunciando en el mercadillo ambulante de Salgueiriños de los jueves. Araceli Jiménez pidió que se modificara la normativa del mercado, con el fin de evitar que se prohíba poner el puesto ambulante a otra persona cuando el titular de la plaza no acude por las circunstancias que sean.

La presidenta explicó que se da la circunstancia de que ni si quiera se permite a un familiar cercano, un hijo o un yerno, poner el puesto. Araceli Jiménez dijo que «pagamos 300 euros al año» e indicó que, incluso estando enfermos, no se autoriza a un familiar a montar el puesto. Insistió en que las ventas están muy flojas y «no podemos permitirnos perder ni un día de ventas».