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Cadena Perpetua

Cuando todavía resuenan las palabras del alcalde de Cholet manifestando que “Quizás Adolf Hitler no ejecutó a suficientes gitanos” (ver), nos hayamos como contrapartida, ante la noticia sobre la sentencia a cadena perpetua de los asesinos de Hungría. Una sentencia largamente esperada por todos dada la gravedad de los acontecimientos enjuiciados (ver).

Aún recordamos con estupor los asesinatos producidos en Hungría durante los años 2008 y 2009; unos sucesos que conmocionaron al mundo y cuyos autores fueron detenidos con posterioridad. Pero conviene resaltar que durante todo este tiempo, casi nadie albergaba grandes esperanzas de que realmente se hiciese justicia a la hora de juzgar estos crímenes, dado el nivel de radicalización en el que se encuentra una parte significativa del país, que ha situado en una ventajosa situación política al partido Jobbik de corte neonazi, claramente antisemita y especialmente beligerante con la comunidad gitana de Hungría (ver editorial “La otra Hungría”)

Muchos de los actuales miembros y cargos de la policía, además de políticos con puestos estratégicos o alcaldes de algunas localidades que simpatizan con el ideario de Jobbik, amparan sus acciones en los lugares donde ejercen su influencia; acciones manifiestamente contrarias a la normativa europea e, incluso, al Derecho Internacional. Sin embargo, parece que se produjo “el milagro” al haber sido dictada una sentencia ejemplar que condena a cadena perpetua a tres de los detenidos como autores directos de los crímenes y a 12 años de prisión a un cuarto implicado como colaborador.

Resulta curioso el que esta sentencia haya coincidido con el estreno en España de la Película “Solo el viento”, donde se relatan los hechos sentenciados y donde se muestra el temor al que mantienen sometido al conjunto de la comunidad gitana, haciendoles que vivan en permanente estado de acecho y de amenaza, tal y como así lo relataba recientemente la madre del pequeño Rober, el niño de 4 años que fué abatido con 14 balas cuando huía con su padre del indendio provocado por un cocktail molotov lanzado en plena noche mientras dormían, "Hay extraños que todavía nos acechan y se acercan a nuestra casa por la noche a través del bosque".

Razones no les faltan para sentir miedo, pues la historia de persecución se remonta a mucho antes de los acontecimientos de 2008 y 2009 y prosigue hasta nuestros días, dado que en todo este tiempo no han cesado de producirse intimidaciones, persecuciones y manifestaciones multitudinarias en su contra; prolongando y afianzando de este modo, una estigmatización de la que muy difícilmente podrán desprenderse a corto o medio plazo. Muestra de ello son el grave conflicto generado en la localidad de Gyöngyöspata (ver), las manifestaciones populares con eslóganes anti-gitanos (ver), o la drástica situación que ha provocado a cientos de familias gitanas durante las últimas semanas el alcalde de la ciudad de Odz (ver).

No me cabe duda de la trascendencia que esta condena a cadena perpetrua puede suponer para el futuro y la seguridad de los roma en el país Magiar, pero mucho tienen que cambiar las cosas para que no se quede en un hecho aislado o anecdótico. Y para que esto no suceda, la sentencia dictada ha de venir acompañada por una acción, o reacción, del conjunto de los políticos que tienen la responsabilidad de gobierno, de los agentes sociales y de las grandes organizaciones de derechos humanos.

Por último, no puedo ocultar mi temor ante la posibilidad de que esta sentencia convierta en mártires vivientes a los condenados, reforzando aún más la actitud beligerante de Jobbik y las acciones violentas de personas o de grupos paramilitares, que pueden llegar a considerar esta condena como una afrenta o una declaración de guerra.

José Alfredo Maya Maya

Presidente de la Federación Maranatha de Asociaciones Gitanas

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