América

MANUEL REYES MAYA

Al flamenco, “no hay quien lo vea y no le guste”

Foto EE: Fernando Villa del Ángel. 

Por: Alejandro Flores - México - 20/07/2011

Concentrado. La mirada al frente y la cabeza erguida, alta. El pulso en los pies y el baile de la cintura hacia arriba para desembocar en las manos. El bailaor de flamenco Manuel Reyes, gitano español, ofrece una clase a bailaores mexicanos. Al frente del espejo dirige la clase en donde los demás, la mayoría mujeres de todas las edades siguen atentas la combinación de sus pasos, la ubicación de la cadera, el juego con los brazos, la coquetería en los dedos.

“Algo tiene el flamenco que no hay persona que lo vea y no le guste”, confiesa el bailaor minutos antes de dirigir una clase del taller que, en el marco de su visita a México, vino a impartir en la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello. El marco es el ideal porque así como Nellie alineó en una misma vocación el gusto por la danza y la literatura, el desempeño artístico de este bailador concentra toda una poética escénica que trasciende la belleza del movimiento coreográfico para lindar con el mundo de la narrativa y los conceptos.

El espectáculo que este singular bailador de cuna flamenca ofrecerá en el Teatro de la Ciudad los próximos 23 y 24 de julio (sábado y domingo), se titula “Ensayos & Acuerdos”, y se trata de un show que incorpora el lenguaje propio de las artes escénicas más el uso de algunos objetos como máscaras o símbolos culturales.

“Yo creo que esta fascinación por el flamenco obedece a que se trata de un arte con raíces culturales muy profundas, no es una forma artificial, sino está ligado con el ser, y yo creo que a la gente lo remueve por dentro el simple hecho de verlo”, opina el sobrino del legendario bailarín Cristóbal Reyes y también primo del famoso bailaor Joaquín Cortés.

Una larga tradición

Manuel Reyes pertenece a una familia de bailaores de flamenco. El nos cuenta su propia ascendencia: “El primero que comenzó toda esta historia fue mi tío Cristóbal Reyes, un bailaor muy conocido en México, luego le siguió los pasos mi hermano Toño Reyes, y el famoso Joaquín Cortés, mi primo, y enseguida yo que soy el más pequeño de la familia.

“Entonces desde niño yo veía que ellos tres se dedicaban al baile, veía que viajaban y que iban al teatro y contaban historias y siempre se escuchaba flamenco, entonces de cierta manera era inevitable dedicarme al baile.

“Los gitanos tenemos una cultura particular como cualquier otro pueblo, hay cosas que sí seguimos manteniendo y cosas que no, somos individuos dentro de la sociedad. Sí soy gitano pero tampoco vivo el estereotipo del gitano”, dice Reyes.

Esta es la primera vez que Manuel viene a México a presentar un espectáculo en vivo. La primera vez que visitó el país impartió un curso y en aquella ocasión surgió la idea de montar el show en el que ya estaba trabajando Ensayos & acuerdos. Reyes comenta que esta iniciativa fue fuertemente impulsada por la representante de la compañía, la mexicana Selene González.

Usar la danza como vehículo narrativo

La gran innovación de este espectáculo es el nivel de relación desde donde surge la danza: “La línea que ahora sigo yo y nuestra Compañía es la de usar la danza como vehículo para contar algo, para plantear una visión sobre una temática en concreto; entonces, obviamente, la danza tiene mucho de teatro, no solo son movimientos para mostrar el virtuosismo del bailarín o donde solo importe el movimiento. Me interesa la danza para plantear algo”, comenta Reyes.

La primera gran idea de este espectáculo encuentra su raíz en una lectura: cuando llega a las manos del bailaor el Los cuatro acuerdos, de Miguel Ruíz, una especie de chamán, en cuyo texto se plantea que las personas vamos haciendo una serie de acuerdos con nosotros, acuerdos que cada vez nos van encadenando más y nos hacen menos libres. La propuesta de Ruíz es romper esos viejos acuerdos para entablar unos nuevos que sean un tanto más sanos, más limpios y que nos hagan más libres, explica el bailaor:

“Acuerdos que nos alejen de la codicia, de la envidia, de todo ese tipo de sentimientos que empobrecen y hacen miserable al ser humano. Uno de esos malos acuerdos es la suposición. Es decir, cuando vemos pasar una persona ponemos en marcha el mecanismo de la imaginación para suponer y casi siempre suponemos mal: No me miró: le caigo mal. Me miró de tal manera: está pensando esto. Otra propuesta del libro es usar las palabras en el momento exacto, no hablar por hablar”.

“Los seres humanos nos la pasamos ensayando situaciones y llegando a acuerdos, que van soterrando cada vez más nuestra propia identidad, de ahí viene el nombre de este espectáculo”, y su propuesta sanadora. Manuel Reyes mira concetrado a su interlocutor con amabilidad. La propuesta de este bailaor es interesante, basta haberlo escuchado, basta verlo de frente al espejo en su estado natural.

Fuente: El Economista

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