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REIVINDICACIÓN  

Este es el momento en el que no puedo dejar de manifestar mi decepción más profunda tras haber sido durante años, en lo referido a políticas de inclusión Rroma, participe y testigo de excepción en el diseño y puesta en marcha de la Estrategia 2020. Me hallo decepcionado por las expectativas que fueron despertadas en la comunidad Rroma y que, finalmente, una vez puesta en marcha, constatamos que carece de lo fundamental; el apoyo a las entidades gitanas para que seamos artífices y protagonistas de nuestro propio “proceso inclusivo”.

La primera vez que me reuní con el anterior Comisario Europeo de Empleo Asuntos Sociales e Inclusión, László Andor, le manifesté personalmente la frustración del movimiento asociativo gitano por no poder acceder a las ayudas europeas debido al alto nivel de exigencias en cuanto a infraestructuras y recursos, provocando que las ayudas destinadas al desarrollo de programas para la inclusión de los Rroma, siempre recayesen en administraciones locales y regionales o en macro organizaciones no gitanas, quedando relegados, en el mejor de los casos, a ser meros colaboradores.

El comisario reconoció que esto era así y que por culpa de ello, a pesar de la enorme inversión realizada por la Unión Europea durante años para el desarrollo de programas destinados a los Rroma, sus logros han sido prácticamente inapreciables. Me prometió que aquello cambiaria, que se priorizaría la participación de las entidades gitanas y que se designarían muchos más recursos para el desarrollo de actuaciones, comprometiendo para ello entre otros, el 16% del Fondo Social Europeo. También me señaló que resultaría un proceso largo debido a que tenían que ser modificadas muchas estructuras burocráticas y legislativas en el seno de la Unión Europea, algo que, paso tras paso, durante los años siguientes fue produciéndose. Obviamente no es momento de detallar ahora este proceso que abarcó desde 2010 a 2014 y en el que se vieron involucrados de forma activa, tanto la Comisión Europea, como el Parlamento y el Consejo de Europa, coincidentes todos ellos en la necesidad de priorizar las ayudas a programas de inclusión Rroma, así como también en subrayar de un modo muy especial, la necesaria participación e implicación directa de las entidades gitanas en su proceso de diseño y desarrollo.

Como era de esperar, esto daba esperanzas a quienes veníamos trabajando sin apenas contar con herramientas y recursos para ello, ya que suponía el que a partir de entonces, las administraciones y los políticos debían de contar con nosotros para el diseño y el desarrollo de políticas destinadas a paliar los graves problemas que padecemos en cuestiones clave como son la Educación, el empleo, la vivienda y la salud. Sin embargo, ante nuestro asombro, hemos sido testigos de algo verdaderamente sorprendente, ya que por un lado los políticos ciertamente nos han requerido para tomar parte en el desarrollo de estrategias de toda índole, al tiempo que nos han estado reduciendo los pocos recursos de los que ya disponíamos para el desempeño de nuestra labor. Algo que no podemos ni debemos aceptar cuando, por otro lado, tenemos constancia de los fondos que la Unión Europea está entregando a gobiernos y regiones para el desarrollo de políticas sociales inclusivas, donde la prioridad Rroma se determinada de manera específica.

Resulta paradójico que mientras la Unión Europea ha modificado sus estructuras para que las entidades gitanas de ámbito local, tengan acceso a los Programas europeos para el desarrollo de actuaciones muy concretas, por otro lado, los gobiernos locales o regionales que deberian de favorecer y fomentar esas actuaciones desde las entidades gitanas que trabajan y colaboran con ellos, estén haciendo precisamente todo lo contrario y, en lugar de dotarlas de mayores recursos, se los estén aminorando.

Los gobiernos se comprometieron con la Comisión Europea a alcanzar unos objetivos muy concretos y evaluables para la inclusión de la comunidad gitana en materia de empleo, educación, salud y vivienda, tal y como así reflejan en sus respectivas estrategias. Sabemos que el papel es “muy sufrido” y que, llegado el momento de justificar en 2020 el dinero recibido y evaluar los resultados obtenidos, ellos podrán realizar una vez más, como en tantas otras ocasiones ya hemos visto y denunciado, informes que nada tengan que ver con la situación real de nuestro pueblo.

Desgraciadamente y, con lo acontecido hasta el momento, este temor tiene sobrado fundamente salvo que las cosas cambien mucho. Pienso que si desde las altas instancias europeas se ha venido trabajando durante tanto tiempo para brindarnos esta oportunidad única, no deberíamos dejar pasarla permaneciendo inertes cuando, verdaderamente, deberíamos ser los protagonistas y quienes liderásemos las acciones y los programas que han de llevarse a término para alcanzar los objetivos previstos. Por ello, tal y como siempre he manifestado, hemos de reivindicar el lugar que por derecho propio nos pertenece, acudiendo, si es preciso, a donde haga falta para que nuestra voz sea escuchada en las más altas instancias. De no ser así, de no hacerlo así, una vez más estaremos sentenciando nuestro futuro y el de nuestros hijos, desaprovechando una oportunidad para el desarrollo de nuestro pueblo, como nunca antes la habíamos tenido.

José Alfredo Maya Maya

Presidente de la Federación Maranatha de Asociaciones Gitanas

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